La
noche de los “neutrinos” me colocó al borde del abismo y aún no sé qué
consecuencias pueda tener sobre mi vida. Llegar a esta estación del viaje me da
pocas opciones para no poder intentarlo ¿Por qué no? Sin embargo, no estoy convencido del camino
que debo recorrer y tampoco si esto servirá para algo, razón de más para estar
muy atento. Enfrentarse a los propios demonios supone un riesgo, especialmente
cuando conozco algunos de ellos que, para más “inri”, sé que me aguardan. Viven
en la oscuridad y están agazapados en cada rincón de mis galerías de la memoria,
pero la mayor contradicción es que son ellos los que me han impulsado a tomar
esta decisión.
¿Ha
valido la pena todo este trasiego, para los otros?
¿Qué
lugar ocupan ahora en nosotros mismos?
¿Ha
supuesto algún cambio, han interesado para algo?
Desde
hace años conocemos que los neutrinos son unas partículas que tienen masa, pero
que es muy pequeña y muy difícil de
medir, sin embargo, están distribuidos por todas las galaxias del universo.
Además, su interacción con las demás partículas es mínima por lo que pasan a
través de la materia ordinaria sin apenas perturbarla. Es decir, yo como un
“neutrino” dispongo de una masa que no se puede medir por insignificante, sin
embargo, ocupa mucho espacio en mi conciencia que no es capaz de limitar mi
relación con el mundo que me rodea. Es contradictorio que me genere más
incertidumbre, pero puedo atravesar los espacios de mi entorno sin que puedan
percibir mi existencia e, incluso, sin la capacidad de perturbarla yo mismo,
aunque sea algo mínimo.
Los ratones de la
memoria se alimentan de los recuerdos, sin embargo, en los primeros recovecos
están las galerías que se parecen a los
“agujeros de gusano”. Es aquí donde se localizan los malos recuerdos, aquellos
que confunden el tiempo con el espacio y donde los agujeros negros pueden hacer
desaparecer a todo lo que se encuentran por delante, incluida la luz de los
propios recuerdos.
El centro de un “agujero
negro” es donde la curvatura del tiempo-espacio es máxima y donde ningún objeto
puede sobrevivir. Este es mi
reto, escarbar en los recuerdos para dejar al descubierto todo lo que no
queremos recordar. La expresión espacio-tiempo
recoge entonces la noción de que el espacio y el tiempo ya no pueden ser
considerados entidades independientes o absolutos. La relatividad del tiempo ha tenido diversas comprobaciones
experimentales y no seré yo quien lo demuestre, mi tarea es lo suficientemente
complicada como para distraerme en teorías del universo, aunque sea el mío
propio, prefiero jugar con mis propios demonios, que, al fin y al cabo, son de
mi propiedad.