domingo, 30 de junio de 2013

NUNCA OLVIDES AL NIÑO QUE LLEVAS DENTRO DE TI

Después de un corte de pelo para el verano, me despedí de mi amigo Toy y quedamos para la próxima visita. Al salir de la peluquería me paré en medio de la calle y, aunque tenía que volver a casa, giré en sentido contrario hacia la derecha, baje caminando lentamente hasta llegar al número 32 de la c/ Moral. Durante unos instantes estuve observando el viejo zaguán del portal. Sin pensarlo dos veces entré y subí las escaleras, me aproximé a la puerta del piso primero y coloqué mi oreja para comprobar si se oía algún ruido en la casa. En ese momento la puerta se abrió y apareció una señora morena vestida de negro y de mediana edad, que al verme tan cerca se asustó y me preguntó quién era. Perdone señora, estaba comprobando la dirección para darles una carta, viene dirigida a D. José…, Sí, sí, ese es mi marido, ¿De qué se trata? Pues, no lo sé, solo soy el cartero.

Pude comprobar que detrás de la señora estaba escondido un niño pequeño. ¡Hola! ¿Cómo te llamas? Me llamo Pepito. Ya eres muy mayor ¿no? Pues no, soy un niño y solo tengo diez  años, usted sí que es mayor, yo no. Que niño más gracioso. Su madre le recriminó severamente y le dijo que se fuera al comedor. Perdone Vd. al niño es que es muy travieso. No se preocupe yo también fui niño y creo que me parezco mucho a él. Porqué dice eso si no nos conoce de nada. Más de lo que Vd. se imagina señora, aunque no lo crea soy un familiar muy lejano. ¿Cómo de lejano? ¿Conoce a su familia Aljaima de Guadix? Yo, no, bueno recuerdo que mi prima hermana Angelitas me hablaba que tenía un familiar en Guadix, pero aparte de esto nada más. Pues de ahí vengo yo, de los Aljaimas, ¿Por qué Vd. se llama así, verdad? Pues sí, sabe mucho de mí y yo no sé nada de Vd. De pronto, se oyó un graznido y apareció otro niño más mayor, gordito y con cara de malas pulgas que me amenazó para que me fuera de su casa. Uf, que mal genio tiene este. Bueno, es “diferente” a sus hermanos.


Yo he tenido más relación con su hermana Carmela. ¿Con mi hermana? Pero bueno, Vd. ¿Quién es? Ya se lo he dicho, soy un familiar lejano, pero lejano en el tiempo. ¡Anda! ¿Qué quiere decir? Pues que ustedes me conocen aunque todavía no lo saben, y es verdad que yo les conozco bien, incluido a su marido que está sentado en el comedor. El piso era tan pequeño que a través de la puerta se veía toda la casa. Después de esta observación, la señora se puso muy nerviosa, me pidió la carta y me cerró la puerta de un portazo. Bajé las escaleras mientras pensaba en la cara que pondrían cuando leyeran la misiva.


No estaría a más de 50 metros cuando noté que el niño que estaba en la casa, paseaba a mi lado. Oiga mire, he oído la conversación con mi madre y quería preguntarle que si Vd. es de nuestra familia ¿Por qué lo han echado de mi casa? Porque nos da miedo afrontar el futuro aunque, a veces, este se confunda con el pasado y vuelva en algunas ocasiones. No lo entiendo pero, quiero que sepa Vd., que me cae muy bien. Gracias, tú a mí también, sabes, eres un niño muy observador y no tienes nada de tonto. Además, aunque no lo parezca, yo también soy un niño como tú, que siempre está conmigo, y a veces, sin saber cómo, sale de mí y aquí nos instalamos los dos. ¿Qué quiere decir? Pues que yo soy tú y tú estás en mí, lo único que nos diferencia es el tiempo. ¿Cómo? Entonces, cuando yo sea viejo ¿Seré como Vd.? Bueno, no soy tan mayor, pero quiero que sepas que, con esfuerzo, podrás conseguir todo lo que te propongas en la vida ¿Qué quieres ser de mayor? No lo sé, no creo que estemos predestinados, yo no seré lo que dios quiera, sino lo que más me guste, a lo mejor médico.  Pues mira es muy importante que seas coherente con lo que piensas, es decir, utiliza tu cabeza, como eres muy observador de todo lo que rodea, te ayudará a elegir el camino que tú quieras, es verdad que las cosas no se producen porque sí. Además, ya te das cuenta que por decir lo que piensas y ser sincero a la gente no le gusta, prefieren que le mientas y escuchar lo que ellos quieren oír, tú  sigue así y no cambies. Otra cosa, también te das cuenta que tus bromas no les caen a todos muy bien, por ejemplo a tu padre que es muy serio, pero sigue con tu cachondeo, aunque te dé muchos disgustos, no cambies, la vida hay que tomarla con alegría y optimismo, así serás más feliz, es lo que realmente vale la pena. Parece Vd. maestro, pero me gusta lo que me dice es la primera vez que alguien me habla como si fuera una persona mayor y lo mejor es que lo he comprendido todo, pues nada, espero que nos veamos  otra vez. No lo sabes tú muy bien, nos veremos más de una vez, tú no me olvides que yo no lo voy hacer tampoco, seguiremos hablando. Adiós señor y muchas gracias.
 
Así fue este encuentro y lo he recordado muchas veces. Siempre me he mantenido firme y no lo he dejado nunca ir, incluso ahora, aunque me cueste más de un disgusto. Seguimos teniendo la misma sintonía, a los dos nos gustan los trenes, el futbol, los viajes, la lectura, disfrutamos sentándonos en un tranco de la calle para observar el paisaje y, sobre todo, a la gente que pasa a nuestro lado, jugamos a descubrir a que se dedican, si son personas con mal carácter o, por el contrario, son cariñosas, ¡La cara de la gente es un libro abierto! En fin, siempre tengo presente la mirada de mi pequeño amigo que espero no me abandone nunca.

El matrimonio se quedó solo en casa y la señora, aún sorprendida, le dijo a su marido que el cartero era muy raro. Pues, ¡No me ha dicho que es familia de la prima Angelitas y que conoce a mi hermana Carmela!, pero, ¿Quién es? Esta persona no me gusta y tampoco su actitud, me ha dicho que lo conocemos, pero que aún no lo sabemos, ¡Será imbécil! Con un gran nerviosismo abrió la carta y rompió parte de la cuartilla. Empezó a leer y un escalofrío le recorrió todo su cuerpo. Mira Pepe, esta carta es muy rara, habla de una serie de cosas que no entiendo nada, anda míralo tú a  ver si te enteras. No comprendo lo que pone. ¡Anda dámela!, vamos a ver:
Me dirijo a ustedes, a los dos y espero que perdonen mi atrevimiento, mi nombre es lo de menos porque lo más importante es que a través de ciertas pautas que les indico, pretendo ayudarles para los próximos años. Sepan que conozco bien  a sus tres hijos, el menor será el más cariñoso de todos, espero que sepan tratarlo con amor porque él también les dará mucho. Respecto al mayor, es el más difícil de tratar, va a crecer con muchos complejos que le marcarán  toda su vida mientras viva, no se dejen dominar por él, también merece una atención especial el del medio, el más pesado por sus bromas, les pondrá a prueba muchas veces, paciencia, mucha paciencia. También quiero decirle a Vd. D. José que no tenga miedo, su pasado no le va a crear más problemas de los necesarios y vivirá una vida muy larga, llegará a cumplir los noventa años. ¡Hala! Esto me interesa, este tío o es muy tonto o muy listo. Que sus miedos no le  influya en la crianza de sus hijos. El del medio es muy inocente y no tengan en cuenta el día que le regalará a su hermano mayor unas bellotas, no se enfaden porque no irá con segundas intenciones. Tampoco le pondrá cristales en sus zapatos. No tiene mala  intención, solo le gusta divertirse. ¡Ah! y Vd. D. José,  no jure tanto que le hace daño.
De esta forma fueron leyendo, poco a poco, toda una serie de acontecimientos que aún no habían pasado. La carta conocía muchos detalles de sus vidas y fueron analizándolos puntualmente, aunque, cada vez se ponían más nerviosos. En un momento de la lectura, el padre arrugó y rompió la carta jurando en arameo ¡Baja Pedro! En ese momento recordó el juramento y lo irritó aún más. ¡Esto es una broma muy pesada!
Si conociéramos el final de cada historia, aunque sí la conocemos porque es igual para todos, podríamos tener una nueva oportunidad. Nunca podemos olvidar que una vida larga puede ser una bendición o un calvario. Las bromas, el humor y el amor son necesarios para vivir.

“Sonreír, reír, bromear, jugar, acariciar,  abrazar, es también resistir”


lunes, 24 de junio de 2013

¡HAZ EL AMOR Y NO LA GUERRA!


Oye Gomardo, he oído en la radio que, en el siglo XXI, van a crear un cuerpo de funcionarios del Estado para darles la puntilla a los viejos que no se quieran morir. ¡Cojones con la  crisis! ¡Hombre Emiliano! Alguien tendrá que pensar en los demás, ten en cuenta que el paro va a seguir aumentando, los viejos serán cada vez más viejos y los “hombres de bien” como yo, no podremos pagar más para mantener a los “gandules” que no quieren trabajar. Además, no  hacen más que gastar, especialmente los más ancianos que están todo el día tomando pastillas y como dice mi maestro, como si fueran “choches”. Con lo peligrosas que son las medicinas, pero “esta generación son como las cucarachas, resisten hasta una bomba nuclear”. Bueno, bueno, de seguir así, con mucha gente como tú, nos vais a poner un código de barras con la fecha de caducidad. Y quien no quiera morirse lo apuntillarán pero espero que, mientras tanto, a estos “mantequeros” les hagan la vida imposible y que no olviden que los viejos son “pata negra” de la sociedad y suponen, en España, un ejército de más de siete millones de personas, la vejez no es una condena.

Pasado el tiempo y después de algunos años, Emiliano ejercía como director en una residencia de ancianos, “Residencia Caribú, el Zaguán del Cielo”.

En una mañana radiante y fría, el sol entraba en la “Residencia-Hogar” a través de los cristales de los enormes ventanales, aunque llamar hogar a esto era una broma pesada, parecía más bien una casa de exterminio por lo que los residentes estaban todo el día de “mala leche”. Por el pasillo central desfilaban los internos acompañados por sus cuidadores. Acababan de abandonar el comedor donde habían desayunado y algunos todavía masticaban un trozo de pan. Todos se dirigían, en formación, a la sala de reuniones donde habían sido convocados.

¡Parece que D. Emiliano nos va dar la homilía dominical! ¡No hables así Gomardo! No ves que D. Emiliano está muy preocupado, el pobre querrá tranquilizarnos con todo lo que está pasando. ¡Pues ya podría haber puesto remedio en este establo! No te das cuenta que todo lo que pasa aquí es porque este edificio está maldito. Estoy convencido que estas mujeres que han muerto han sido ajusticiadas. ¡Que disparate y qué tonterías dices!

Una vez reunidos en la sala hizo su aparición D. Emiliano, tenía un aspecto desaliñado y su cabellera blanca alborotada. El murmullo de la gente no se apaciguó y se oían comentarios sobre el miedo que tenían algunos internos. ¡Esto es una epidemia y pronto nos atacará a todos!… ¡Esta residencia es tercermundista, vivimos entre la mugre y el frío, es normal lo que está pasando! Purificación, una anciana muy alicatada, con coloretes, labios rojo carmesí y un vestido de gasa muy floreado, comentó: Pues, como esto siga así, yo me voy a vivir con el cura de Porriño que me lo pidió hace algunos años, bueno bastantes, pero da igual, él querrá que vuelva a su lado, aunque sea para cuidarlo que estará muy viejito, bueno eso si no está ya muerto. Otro interno, más joven, Nicolás, dijo en voz alta: Pues yo creo que el próximo en caer es D. Emiliano ¿No ves que mal color tiene? Raúl, el más anciano de la residencia y antiguo alcalde comunista, comentó: La solución es prenderle fuego a la residencia y depurar a todos los malos espíritus, incluidos algunos corpóreos, que hay aquí dentro. Hay que actuar rápido, si no nos enterrarán antes de tiempo.

Dña. Carmela, la madre del Dr. Huberto, médico del asilo, era la más prudente y servicial, siempre estaba dispuesta para cualquiera que la necesitara y su opinión era tenida en cuenta,  gozaba de un gran respeto entre sus compañeros, dijo: ¡Estáis todos locos! No veis, que este buen hombre está sufriendo mucho, imaginaros el problema que tiene, si ya había escasez de personal en la residencia, ahora con cuatro menos ya me diréis y las consecuencias las vamos a pagar todos nosotros. Por otro lado, Arcadio, el abuelo cascarrabias que siempre estaba controlando a sus correligionarios, alzó la voz para regañar a su compañero de habitación Gumersindo. ¡Tú sí que estás “pirao” Gomardo! (apodo en español de Gumersindo), como no dejes esa “María” que te fumas a escondidas vas a terminar como el tonto de Rafalin, muy mal.

En ese momento se oyó un murmullo que cada vez fue aumentando en intensidad. Una voz nerviosa y temblorosa gritó: ¡Ay Dios mío! ¡Socorro! ¡Socorro!, Angelina no se mueve, tiene la cara torcida  y parece que no respira. ¡Ay Dios mío! San Teófilo, San Gilberto, San Felipe de Jesús y Santa Águeda protégenos de este infierno. ¡¡ESTÁ MUERTA!! Al oír la gente que alguien se había  muerto, pronto se estableció el caos, las mujeres empezaron a gritar como locas, todas intentaban encontrar la salida y se fueron agolpando en la puerta. Dos sillas de ruedas se volcaron y los enfermeros tropezaron cayendo uno de ellos con tan mala fortuna que se dio un fuerte golpe en la cabeza y quedó inconsciente encima de un residente.

El griterío era descomunal y el pánico fue invadiendo a todos los que estaban en la sala, incluidos a D. Emiliano y al personal sanitario del centro. Mientras tanto, Gomardo, en un rincón de la sala, estaba fumando uno de sus cigarrillos y no parecía estar muy preocupado con todo lo que estaba pasando, incluso parecía que estaba disfrutando y no paraba de reírse cuando alguien se caía. En ese momento, tropezaron con él y el “cigarrillo” cayó al suelo, intentó cogerlo y alguien lo pisó a lo que reaccionó de una manera muy violenta ¡Bueno, ya está bien! ¡Que me vais apagar el cigarro! y no tengo ¡FUEGO!, Al decir la palabra fuego alzó la voz para que lo oyeran mejor y en ese momento alguien que estaba cerca de él gritó con fuerza ¡FUEGO! ¡FUEGO! ¡FUEGO!

Los gritos aumentaron de intensidad y el pánico alcanzó un dramatismo enloquecedor. D. Emiliano con una voz temblorosa gritó: Por favor, ¡Que llamen a una ambulancia! el pobre Gregorio está inconsciente. Y que también vengan los bomberos ¡Que alguien llame a los bomberos!

El ambiente en la residencia se había enrarecido hasta límites insoportables. La higiene era lamentable y la falta de personal estaba provocando situaciones desesperadas.  En una ocasión,  Gumersindo, debido a falta de personal, oyó gritar a una mujer en silla de ruedas para que la llevaran al cuarto de baño, como nadie apareció por allí él la ayudó a montarla en la grúa para que hiciera de vientre, la pobre estaba con diarrea. La buena señora pesaba cerca de 100 Kg y la colocó, con gran dificultad, en el wáter. Al finalizar, Gumersindo intentó pasarla a la silla de ruedas, con tan mala fortuna que la mujer se balanceó en la grúa y cayó hacia atrás clavando la cabeza y medio tronco en el inodoro. Se quedó con las piernas hacia arriba moviéndolas con gran agitación  y encajada, por lo que requirió de mucha ayuda para sacarla de tan desgraciado trance. Esa misma tarde se declaró una epidemia de diarreas que afectó prácticamente a todos los residentes. La alarma fue muy grave ante la sospecha de una salmonelosis que hubo que movilizar a todo el servicio de salud y de medicina preventiva del hospital de la comarca. Después de varios días no se logró identificar la causa de esas diarreas, al menos no fue de origen microbiano conocido.

Gertrudis San Cristóbal, sobrina del director, tomó posesión como empleada de la residencia y no pudo tener peor comienzo en sus tareas domésticas, especialmente en la cocina y en el comedor. Cuando llevaba la comida en un inmenso perol lleno de guiso de lentejas, aderezado con un bote completo de evacuol, Purificación le puso la zancadilla y cayó a horcajadas sobre dos residentes, Gumersindo y Raúl, los gritos se oyeron en todo el edificio. Salieron corriendo como locos ¡Me quemo, me quemo! ¡Socorro, busquen al médico! ¡Anda mira el Gomardo y su afición al fuego! ¡Qué se joda! Bastante mal rato nos hizo pasar el otro día y para el comunista, una ración doble de hierro, con el que le sobren a las lentejas para que pueda hacerse un llavero con la hoz y el martillo, dijo Purificación.

viernes, 21 de junio de 2013

UN CUADERNO DE NOTAS EN LAS PAREDES DE GRANADA






 



















































































































                                                                      





domingo, 16 de junio de 2013

BRIGADAS ROJAS EN LA ALPUJARRA


La guerra civil en Granada (España) fue muy cruenta, el ensañamiento se extendió por toda la provincia. En las alpujarras granadinas, alcanzó una importancia extrema, ya que fue uno de los últimos reductos de la república antes de que los golpistas acabaran con el orden constitucional. En Pitres y Capilerilla, las Brigadas Internacionales tuvieron un papel muy señalado.

Las acciones de estas brigadas han sido motivo de miles de historias. Estas unidades militares estaban compuestas por voluntarios extranjeros de 54 países que participaron en la Guerra Civil Española en apoyo  al ejército de la Segunda República, haciendo frente a los golpistas del régimen en 1936. La mayoría no eran soldados, sino trabajadores que fueron reclutados voluntariamente por los partidos comunistas o veteranos de la Primera Guerra Mundial.

Durante la contienda, miles de granadinos fueron fusilados en la tapia del cementerio de Granada por los sublevados y, en determinados lugares, como la Alpujarra alta, los republicanos resistieron y actuaron con gran vehemencia.

La zona de la Taha de Pitres, dominada por los republicanos, dispone de una protección natural,  al ser una tierra muy escarpada facilitaba el escondite y los ataques por sorpresa. Por esta razón aún no había sido conquistada por los rebeldes.

Apolonio y Aquiles eran dos amigos de la infancia, habían nacido en Capilerilla, un anejo de Pitres que estaba encerrado entre las montañas. Ambos tenían la misma edad y estaban casados con tres y cuatro hijos cada uno de ellos. El Apolonio, tenía su apodo,  el “Ceja Rastra” porque las cejas eran como un rastrillo, enorme, tupido como el culo de un legionario y que, prácticamente, le daba la vuelta a toda la cabeza que era muy prominente. Apolonio, sin la boina, no destacaba mucho pero cuando se la ponía llegaba hasta dar miedo. Al tío Aquiles, su amigo del alma, le llamaban el Garrapata, ¿Por qué? Nadie lo sabía. Según los vecinos del pueblo su cara era idéntica a eso, a una garrapata, pero además, toda su familia era igual, sus abuelos, sus tíos, su primos, sus hijos ¡Todos tenían cara de garrapata! Yo, en muchas ocasiones, me preguntaba ¿Cómo era la cara de una garrapata? A esa pregunta todos respondían lo mismo. Pero, ¿Es que no lo ves? ¡Es igualico a una garrapata!

Después de un largo día de trabajo, los dos amigos estuvieron hasta bien entrada la noche de juerga en Mecina Fondales. A las cinco de la mañana decidieron volver a Capilerilla, después de estar bebiendo y jugando a las cartas en Casa de Concha. Ellos no tenían miedo y no había peligro de encontrarse con una avanzadilla del ejército nacional. Mecina estaba en lo más profundo del pequeño valle entre montañas, a los pies de Capilerilla. La única vía de ataque del ejército rebelde era desde lo más alto, ya que  la zona media y baja estaba controlada por las brigadas rojas, especialmente los rusos que tenían fama de brutos y que actuaban sin contemplación.

Los dos conocían a los soldados de las brigadas rusas e intercambiaban con ellos tabaco y vino mosto de la Alpujarra. Eran especialmente amigos de Sergey, Vladímir y Nikolay, con los que mantenían largas conversaciones donde les explicaban lo grande que era su país, la Unión Soviética. Apolonio y Aquiles quedaban encantados con las historias de sus camaradas y se habían jurado que cuando acabara la guerra irían a conocerla. Pero, las leyendas decían que los rusos eran tenebrosos, ya que los que morían en España vagaban como almas en  pena por no poder volver a su tierra, eran espíritus  en tránsito y la gente del pueblo decía haberlos visto por las noches bramando  con  grandes bufidos que aterrorizaban  a todo el mundo.

Cada vez que volvían a su casa, Apolonio y Aquiles, tenían que pasar por un lugar donde decían que estaba enterrado un ruso que lo mató un cacique del pueblo de un escopetazo. El cacique Manuel lo sepultó bajo un nogal, que ya no existe, y fue colocando una ristra de bombas de mano a su alrededor, la idea era matar a sus camaradas cuando lo desenterraran. Por este motivo era un alma atormentada y su espíritu aterraba a la gente porque, él nunca podría volver con su familia. Cuando llegaron al lugar del enterramiento, se escondieron en una esquina para después pasar a toda velocidad por la supuesta tumba. Aunque tampoco estaban para correr ya que habían bebido más de la cuenta. La noche era muy cerrada y  no había un solo candil para ver algo, por eso iban a ciegas, uno apoyado en el otro, dándose ánimos para atravesar este trance lo más rápido posible. Cuando al final se decidieron, oyen un ruido espantoso, como un graznido de ultratumba, en ese momento sienten un aleteo frio de aire que les roza la cara como si fueran unas manos gigantes y que, incluso, llegaron a rozarles. Sus gritos se oían en todas partes y cuanto más gritaban más se revolvía el espíritu. Gritaban con fuerza ¡¡Es el espíritu del ruso!!

Cuando llegaron, cada uno, a su casa y sin resuello, cayeron al suelo y murieron de un infarto.

Al día siguiente, el pueblo estaba conmocionado con la muerte de sus vecinos, pensaban que habían muerto por los “fantasmas rusos”. Cuando estaban todos reunidos en la plaza, llegó Eugenio con su burro contando que se le había escapado de la cuadra y que toda la noche había estado vagando por el pueblo. ¡Lo he encontrado sin aliento, jadeando, sin resuello, muy asustado! ¡Se le ha  quitao el hambre y no quiere ni beber agua!

El ruso aún sigue enterrado bajo el que fue un nogal y todavía nadie se ha atrevido a remover la tierra, quizás para evitar ¿”La maldición del fantasma ruso”?

miércoles, 12 de junio de 2013

SE LLAMA TELESFORA

Recuerdo con pasión la música de Pino Donaggio, concretamente la canción “se llama María”, Toni Dallara, la cantó  en el Festival de S. Remo de 1966, ¡Que recuerdos! y ¡Qué música y que letra! La tengo gravada a fuego en mi memoria. Es el himno al amor, un canto a la desesperación, porque María se fue y él buscaba a María: Si algún día en cualquier parte, Oyes tú decir su nombre, Vete hacia allí y sin dudar Pregunta si es que es ella Y dónde está  Ha volado como un sueño Y en la noche yo la siento Oigo su voz, quiere volver Un día nos perdimos No sé porqué…Y si alguno de vosotros Escucháis decir su nombre Venís a mí, corriendo a mí Se llama María. Venís a mí, corriendo a mí Se llama María, se llama María, María, María, María.

Pero mi amor no era María, se llamaba Telesfora y que difícil cambiar las palabras “María” por “Telesfora”, ¡Inténtalo! Y si puedes ¡Cántala! Yo nunca lo conseguí. Recuerdo que a mi madre se le trababa la lengua cada vez que quería nombrarla, hasta tal punto que se irritaba tanto que llegó a tomarle manía. Incluso el jeroglífico de su nombre, que es muy antiguo, también es muy difícil, ¿Cómo se podría poner este jeroglífico en una canción?  Es muy complicado y el reflejo de una personalidad muy enrevesada. Muchas veces yo le decía a mi amada Telesfora que, si teníamos un hijo, no le íbamos a poner su nombre, si era niña yo preferiría llamarla María, simple, directo y muy romántico. Ella siempre se enfadaba porque creía que su nombre no me gustaba. Pero ¡Qué barbaridad! Era muy original, nunca conocí a un Telesforo y mucho menos en femenino. Siempre me preguntaba en que pensaron sus padres cuando le pusieron ese nombre al nacer. Ella me decía que su familia eran de comediantes y que viajaban mucho, así que ese  nombre lo recogieron por esos caminos perdidos, sobre todo en Portugal o como decía mi padre, era el nombre de una vedette española, ¿Por qué sería?

Telesfora era una gran oradora, también escritora, pintora, música, actriz, humorista y estilista. Era clarividente y emotiva, amaba lo oculto, lo que es y lo que podía ser. Ella era capaz de llegar muy lejos, tan lejos que se fue y nadie lo supo. Sin embargo, aún en su ausencia noto su protección y, de vez en cuando me cimbrea, a veces, me sanciona o me concede, aunque otras veces me oculta en el rincón del olvido.
Cuántos recuerdos me trae Telesfora, aunque también me acuerdo de Expropiación o de Furibunda, dos niñas de mi pueblo que, ante esos nombres, yo las había bautizado como la “negra” y la “roja”. Nombres más asequibles y difíciles de olvidar. Sin embargo, Sigrid, Gumersinda, Mafalda, Sodoma, Gomorra, Calíope o Casiopea, eran los apelativos más frecuentes que les  ponían a sus hijas en mi patria chica. Y, yo  que era poeta, tenía grandes dificultades para hacerle un verso a cualquiera de ellas.
Pero Telesfora era mi obsesión, su nombre no rimaba con nada, por eso se lo cambié. Para mí, ¡Se llamaría María! Ahora sí, ya podría hacerle bellas poesías, Con flores a María. Pero después de hacerle más de mil poemas me arrepentí. Estaba traicionándola, estaba seguro que desde cualquier parte del mundo, ella me veía. Abstraído en estos pensamientos entré en un bar y le pedí al camarero un café, me quedé en la barra y comencé a escribir en una servilleta de papel un nuevo poema para mi Telesfora. Levanté la mirada hacia el techo buscando la inspiración que no tenía y un caballero, que estaba a mi lado, me pidió fuego. Me giré hacia él y al verle la cara mi mano empezó a temblar y se me cayó el encendedor al suelo.
Perdone Vd. pero su cara me suena mucho, ¿Le conozco de algo? Pues claro que me conoces y yo a ti también. ¿No sabes quién soy? Pues, ahora mismo no caigo. ¿No has escrito en ese papel, para Telesfora? Oiga, mire, no debe mirar estas notas, son muy íntimas. Sí, tan íntimas, como que esa Telesfora, soy yo, ¿Es que no me reconoces? No, no, si Vd. se le parece mucho, pero ella es una mujer. Sí, antes lo era pero, ahora soy un hombre. No lo entiendo ¿Por qué me quiere gastar esta broma? Telesfora es el amor de mi vida, la madre de los hijos que no tuve, mi musa, mi inspiración, fíjese que le he escrito más de mil poemas. Pues, muchas gracias, pero ya es tarde, he sido tan desgraciada con este nombre que mis padres me pusieron que, desde muy niña, todos se reían de mí. Incluso me tuve que ir de mi pueblo, muy lejos, donde nadie me conociera, tú también te burlabas de mí, o es que ¿No te acuerdas? Aunque he viajado por todo el mundo, la gente se reía, por esto y muy cansada de las mofas tomé la decisión de cambiarme de sexo en Bangkok, de esto hace ya cinco años y tú, mientras tanto, escribiéndome poesías, ¡Que paradojas tiene la vida!
Entonces mi vida ha sido un engaño, no tenías derecho a hacerme esto ¿Por qué no me lo dijiste? Yo te he buscado por todas partes y ahora ¿Qué? Ahora, nada, me llamo Telesforo y soy muy feliz, ¡Eres muy egoísta!, sólo piensas en ti. Pero, ¿Por qué los humanos somos tan raros? Siempre buscamos los caminos más difíciles para ser felices, ¿No hubiera sido mejor que te cambiaras el nombre antes que el sexo? Pues, mira porque no se me había ocurrido. Yo pensaba que eras más inteligente. No, te equivoques, ya estaba muy harta de sufrir todo tipo de maltratos y vejaciones, ¡Como hombre se vive mejor! ¡Te equivocas! Ya te darás cuenta y cuando eso sea así, será demasiado tarde. Bueno, mientras tanto lo disfrutaré, ¡Adiós mi amor! 

Abandoné el bar y comencé a tatarear la vieja canción  que, por primera vez, sonó muy bien, Y si alguno de vosotros Escucháis decir su nombre Venís a mí, corriendo a mí Se llama Telesfora. Venís a mí, corriendo a mí Se llama Telesfora,  Telesfora, Telesfora, Telesfora.


sábado, 8 de junio de 2013

CON DERECHO AL “PATALEO”


Para conocer las condiciones de nuestra vida cotidiana y la situación del mundo moderno, lo primero  que tenemos que hacer es mirar por el retrovisor. Es muy importante echar una mirada al pasado para comprender lo que está pasando, aunque cada  vez todo es más complejo. Nuestros políticos no están a la altura de las circunstancias y, algunos, pretenden conservar los “valores fundamentales” del pueblo, como si ellos hubieran sido los elegidos de esta revelación. El problema aparece cuando personas ajenas a ese “pueblo” se atribuyen el poder de querer  cambiar la sociedad a su imagen y semejanza.  Pero, nos estamos dando cuenta, quizás demasiado tarde, que ese pueblo somos nosotros, es decir, lo que ellos consideran  la plebe, el populacho, la chusma.

Pero la gran transformación del mundo comenzó con el cambio de siglo, es verdad que en esta encrucijada de milenios se producen los avances más importantes de toda la historia  pasada. Por tanto, la desorientación social ha sido descomunal, podíamos  acceder a toda la información que quisiéramos, cuando la información era el “poder”. ¡Un espejismo! Otra ilusión fue el descubrimiento de la globalización, esta iba a hacer ricos a los pobres del mundo, junto al cambio en las políticas económicas que cambiarían también la vida de todos los ciudadanos del planeta con nuevas oportunidades. Pero, mientras vivíamos esta ensoñación, se estaban organizando los “mercados”. Eufemismo irónico. Estaban trabajando, duramente, en la planificación de un nuevo mundo donde el futuro pasaba por la economía. Esta debería ser el centro de nuestra vida. El trabajador debería ser un instrumento para aumentar la riqueza, ¿En qué condiciones? Eso era lo menos importante, aunque la riqueza corría la suerte de los especuladores y no la de los que bregan en la primera línea, las clases medias y media-baja.

La estrategia era conciliar la economía con el pueblo, por lo que había que proyectar un gran espejismo que cegara la realidad con una simple ilusión. Ese futuro de  opulencia exigía el control de ciertos privilegios de los trabajadores. El sacrificio, casi “religioso”, era el aval para la “felicidad”.

El secreto de esta estrategia era devaluar, cada vez más, el trabajo. De esta forma aumentaría la “riqueza en la sociedad”, aunque la “sociedad” estaba lejos del “pueblo” y pasaba a segundo plano el sufrimiento de los “modernos frankenstein”. Esos trabajadores eficientes e interfaz hombre-máquina que estaban compuestos de brazos, cojinetes, piernas, poleas, engranajes y mezcla de sangre, grasa  y aceite. Poco importaba su sacrificio, todo fuera por el “bien común”.

Otro objetivo fundamental, para el gran cambio, era un NUEVO ORDEN SOCIAL, supuestamente el de la “modernidad”. Quien se opusiera a este cambio de futuro era, simplemente, por  ser un resentido retrógrado al que había que  neutralizar.

Trabajadores con  un  trabajo desmembrado, empleos a tiempo parcial, sin derechos y con horas mal pagadas y pensiones a la deriva. Una devaluación curricular y la emigración de los más jóvenes, la flexibilización y la precariedad laboral con cifras altas de desempleo y un Estado social cada vez más  debilitado, son algunos de los problemas relacionados con el trabajo y la dignidad de los “hombres-máquina”. Pero los grandes perdedores de todo esto son el estado social y la propia democracia. Esta corriente  neoconservadora, vigilante de sus alforjas, está produciendo una gran debilidad en las instituciones y en las políticas sociales. Un Estado débil, con poco control económico y escasa autoridad internacional, no merece la confianza, ni siquiera de la interfaz máquina de los ciudadanos. Aunque defiendan una “economía única” y lo más llamativo la “ideología única” qué es de una  pobreza intelectual que preocupa gravemente.

El capital, los mercados, los financieros, quieren cambiar el mundo, esta es su “revolución” y nos afecta a todos. Pretenden acabar con el “desdichado” Estado de Bienestar. Pero, ¡Ojo!, estos cambios no aparecen por generación espontánea, su periodo de incubación ha sido muy largo en el tiempo. La estrategia ha sido cautelosa, discreta, para no levantar sospechas, pero cuando el guiso ha estado bien cocido, han empezado a aparecer, en pequeñas dosis, todos los virus de la desesperación.

¿Estamos en un callejón sin salida? No, Hay muchas alternativas ¿Hay motivos para la esperanza? sinceramente, creo que sí, pero es imprescindible la acción social. Parece que uno de los grandes logros de los más humildes ha sido el “derecho al pataleo”. Pues ¡A ejercerlo!, con conciencia, con dignidad, sin temor, no tenemos los políticos que nos merecemos, tenemos la libertad de poner a cada uno en su sitio, porque  la democracia es la voz del pueblo. La parálisis y el miedo no son nuestros aliados.    

martes, 4 de junio de 2013

QUE NO TE CONFUNDA UN TONTO PORQUE A LO MEJOR NO ES TAN TONTO

 
 
¿Cómo es posible que economistas de reconocido prestigio afirmen que hay otras vías para salir de la crisis? ¿Por qué asfixiar a las familias de la clase media-baja? Que, además de empobrecerlas, las introducen en las profundidades de la indignidad. Todo esto es un sinsentido. Acaso ¿Sois tontos? o ¿Muy listos? ¿No os dais cuenta? o ¿Sí? Después de seis años con las mismas recetas habéis conseguido una “masa”, cada día mayor, de gente desesperada, arruinada y sin esperanza. Esta estrategia del dolor está venciendo a la buena gente que quiere vivir en paz. Se lo estáis poniendo muy difícil. Si el gran objetivo es destruir la esperanza este es el camino. La eliminación del “lastre” social en lo “público” está siendo muy rentable para vuestros bolsillos, además de formar un ejército de la desesperación que, también os ayudará a hacer “caja”. El valor de la vida y de la dignidad humana se está perdiendo por el sumidero. Mientras tanto, nosotros estamos dispuestos a ofrecernos voluntarios en esta “tropa de esclavos”, preparados para prostituirnos por un trozo de pan para llevarlo a las bocas de nuestros hijos.

Y, después de todo esto ¿Qué pasará? ¿Qué mundo dejaremos a nuestras generaciones futuras? ¿El de la justicia social de la edad media? Si no fuera porque pensamos, quizás con cierta ingenuidad, que estamos ante el principio del fin, frente a la crisis y auto destrucción de un sistema de codicia, nuestra desesperación sería aún mayor. La gran pregunta es si ¿Podremos recuperar lo perdido? Sinceramente creo que no. Volveremos a la austeridad abocada por estas huestes del maligno, la codicia. Tardaremos décadas en recuperar la dignidad como seres humanos libres.

¡Qué desgracia! Se está produciendo un “desguace” de los derechos sociales que hemos conseguido en las últimas décadas. Todo se está disolviendo como la sal en el agua, más rápido de lo que nosotros creemos y al final tendremos que bebernos el agua salada, esa será nuestra recompensa, no vamos a morir de sed, ni de inanición, ni de forma súbita, lo haremos con discreción, lentamente, para no molestar, pero aunque no sintamos el peligro ahora, sabemos que las “cosas” siempre pueden ir a peor. Cada prórroga es un regalo. Así nos sentimos, perdidos, derrotados y sin esperanza. Nuestra desgracia no ocupa, ni preocupa a quien debiera ocupar. Se cumple el dicho de que matar a una persona no es tan fácil, ya que nuestra capacidad de resistencia no conoce límites, por tanto, pueden apretar la soga cada vez más, lo que quieran, mientras más fuerte la aprieten, nosotros, en esta agonía, podremos resistir aún más porque nos va la vida en ello ¿Pero hasta cuándo?

¿Dónde está la condición humana de la solidaridad, que no de la caridad? ¿Cómo podemos ver, hoy día, lo que hace 30 años no conocimos? Hoy, en España, en Andalucía, hemos vuelto a las casas de la caridad, a los comedores sociales, para evitar que nuestros hijos pasen hambre, hoy día, en España, en Andalucía. ¿Qué está pasando? ¿Qué valor tiene la economía? la ciencia de la manipulación ¿Por encima de qué y porqué? y ¿Para quién? De qué crisis estamos hablando, a quien le afecta. Pero estamos tan abatidos y tan golpeados que el miedo forma parte de nuestra dieta diaria. Sabemos que tienen el poder y todo el control ¿Por qué se molestan tanto? ¿Qué democracia es esta? ¿Por qué esa obsesión de engañar a la gente? ¡Que más da! Si van a hacer lo que quieran. ¿Quién nos representa?  y ¿Por qué se ocupan en esclavizarnos cada día más?

¿Cuánta gente se está enriqueciendo con esta “crisis”? ¿Por qué las penurias y las necesidades afectan siempre a los más humildes? ¿Existe la Justicia Social? Otra vuelta de rosca histórica para los desarrapados, no podemos tener ínfulas de nada, porque nada somos. El capitalismo cegó a mucha gente, gente que no estaba preparada para comprender que todo era un espejismo. Y como siempre nos duermen con “cuentos”. Es a través del dolor y del sacrificio como podemos alcanzar el reino de los cielos, no en este mundo. Pero para los “elegidos” esto no ha sido nunca así. El mundo, la aldea global es un lugar de llantos y sacrificios, de pobres-pobres de solemnidad y de ricos- ricos por la gracia de dios en la consagración de la comunión para unos pocos.

¡Pero estas recetas son ideológicas! no nacen de ningún sentimiento altruista ni religioso, todo lo contrario, es un discurso egocéntrico, egoísta. Además, les repugnan los ciudadanos que quieren tener sus propios derechos.

Es evidente que este modelo está en crisis. El sistema social y político debe de cambiar, entre otras cosas, porque nuestro futuro es la agonía. Sin embargo, nosotros podemos cambiar, estamos acostumbrados a eso, pero vosotros, ¡Vosotros debéis iros!, aquí no tenéis espacio, tendríais que cambiar tanto que lo mejor es que volváis a vuestros negocios, los vuestros,  que no somos nosotros. Es verdad, ¡Esta política no nos representa.