martes, 24 de septiembre de 2013

"LA CUNA CONDICIONA EL ATAÚD"


La rata gris o de alcantarilla o la rata negra, han sido enemigos del hombre desde tiempos muy remotos y han provocado, a lo largo de la historia, decenas de miles de muertos, por ejemplo, enfermedades transmitidas por la pulga de la rata como es la peste bubónica. Estos compañeros de viaje constituyeron el paradigma de los animales que eran capaces de producir graves plagas y más de medio centenar de enfermedades diferentes. Pero, ¿Cómo acabar con estas tragedias?

La lucha fue sin cuartel durante mucho tiempo, pero el déficit de infraestructuras en las ciudades, especialmente en las más antiguas, hacía que las ratas fueran los “reyes del mambo”.  A pesar de su tamaño ridículo su inteligencia era tal que sobrepasaban los límites de su escaso cerebro, eran capaces de desarrollar una estrategia de cálculo para obtener la comida burlando siempre a su depredador, el hombre. Cuando se pretendía engañarlas con comida y veneno, allí donde caía una muerta era comunicado al resto de la manada y no volvían a aparecer por allí.

Pero, ¡Eureka! Después de mucho investigar se dio con una fórmula mágica, los dicumarínicos, anticoagulantes que al tomarlo, cada rata moría desangrada en un lugar diferente a las demás y de esta forma no percibían el riesgo, provocaba lo que se llama una “epidemia silente”, se morían sin hacer ruido.

Y toda esta introducción ¿A qué viene? Pues que me recuerda a otros animales, también inteligentes, como son los seres humanos. ¿Cuántas enfermedades provocadas por sustancias químicas producen cánceres? además de otras patologías ocasionadas por la contaminación medio ambiental. Sin embargo, estos enemigos no son visibles y no se perciben, provocando también epidemias silentes, aunque sean universales, incalculables e impredecibles y algo fundamental,  tienen un significado político.

Pero las enfermedades  no solo son orgánicas, hay otras sociales que son tan dañinas como los virus, me refiero al paro, a la pobreza, a la desnutrición, al trabajo precario y a sueldos indecentes, al abandono de los viejos, de los discapacitados, etc. ¿Por qué me estaré acordando de las ratas? Animales inteligentes pero tan diminutos como los “neutrinos”.

Vivimos una época donde la solidaridad y la ética brillan por su ausencia. La degradación social y la injusticia son tan manifiestas que estamos alcanzando niveles de desigualdades sociales que no tienen precedentes en la historia moderna. Y es que nuestros “apóstoles” de la economía y la política no cejan en su objetivo de “economizar la vida”. El criterio económico cuantifica cada existencia hasta niveles microscópicos,  ¡Tanto tienes tanto vales! y si no tienes nada serás triturado por la máquina de los desechos. ¿Dónde está la humanidad y la solidaridad? y ¿El espíritu cristiano? ¿Dónde está? hay tantos y tantos hombres y mujeres adictos a la buena fe de su religión que deberían aprender algo del papa Francisco. ¿Cuantas personas están muriendo, ahora mismo, lentamente, en sus casas sin alarmar a los demás? La indefensión social es angustiosa. Nos arrebatan cada día derechos que creíamos nunca iba  a suceder.

La enfermedad social está desestructurando la paz social y lo hace de una manera silenciosa, discreta, oculta a los ojos de los demás. La aparente paz social no resiste un análisis general. Podemos hacer una prueba ¿Por qué no rascamos superficialmente la piel de nuestra sociedad? Según la OMS con el copago y las privatizaciones en sanidad se calcula que en el mundo unos 150 millones de personas se arruinan cada año por facturas sanitarias, y afirma que “si no se cumple el derecho a la salud para todos los ciudadanos, los Estados no prosperarán ni crecerán, y los pobres seguirán empobreciéndose cada vez más”. Además, resalta que el derecho a la asistencia sanitaria gratuita para toda la población es una de las fórmulas que los expertos consideran más eficaces para luchar contra el círculo de la pobreza. La OMS afirma que si se atajan las enfermedades evitables y se mejoran los indicadores de salud, se incrementa la fuerza laboral y la productividad de estos países.

Por lo tanto, hay que salir de este círculo vicioso, el empobrecimiento no trae más que enfermedad y muerte, siempre se dijo que la cuna condiciona el ataúd, evitemos en el siglo XXI esta injusticia social. La economía debe estar al servicio de los ciudadanos y no al revés. Hay que visualizar esta epidemia silente que adormece y paraliza la acción social, porque además, a medio plazo, es más rentable económicamente, aunque estos avaros de la economía no vean más que el enriquecimiento rápido. Les obligaremos a que, impunemente, no nos definan como “efectos colaterales”. Cuando las ratas se den cuenta del engaño dominarán el mundo, especialmente porque somos muchas más.

Esperemos que en el viaje de vuelta regresemos de nuevo al Estado de Bienestar ¿Volveremos al pasado para recuperar el futuro?

jueves, 12 de septiembre de 2013

UN “CERO” A LA IZQUIERDA


A veces tengo la sensación de que somos espectadores pasivos de una realidad que no es nuestra y que nos supera, aunque no lo hago con especial referencia a mi persona, que también. Son muchas las circunstancias que no comprendemos y por ende no controlamos. Hemos aprendido, a lo largo del tiempo, que estamos ante una “indefensión aprendida” permanente y que no encontramos una acción que pudiera sacarnos de esta situación.

La sociedad “líquida” que define Zygmunt Bauman nos enfrenta a una sociedad cada vez más compleja y esta complejidad está movilizando las “viejas” estructuras de la sociedad que parecen asentarse sobre “arenas movedizas”. La destrucción de los antiguos modelos que nos daban seguridad están provocando una incertidumbre tan grande que está neutralizando  la acción ciudadana.

Vivimos un cambio social radical y múltiple que es tan rápido que no nos da tiempo a digerir toda la información que nos facilita la sociedad de redes, combinándose la rapidez de los acontecimientos con la enorme información que nos llega a tiempo real.

Sin embargo, ante todos estos cambios, sí percibimos que son muchas las fuerzas que nos sitúan a los ciudadanos en una posición donde nos califican con un “cero” en aplicación y derechos, además a la “izquierda” y resalto “a  la izquierda” porque muchos de estos peligros y recortes sociales conquistados tras décadas de lucha, vienen precisamente de la derecha. Y estos “listillos” aprovechan el desconcierto general para hacer de las suyas.

Los mercados, los poderes financieros, la banca, no son humanos, es decir, sus objetivos no son para aumentar la felicidad bruta nacional (FBN) o la felicidad bruta interna (FBI). Estos indicadores no son tenidos en cuenta por el clásico producto interior bruto (PIB) y que han sido la reivindicación de la gente desde hace muchos años, pero la ilusión de alcanzarlos se está transformando en un espejismo y parece desvanecerse por las cloacas de las cuentas de resultados.

Así que, pensándolo mejor, el cero os lo damos a vosotros, a nuestros queridos “apóstoles” que no hacen otra cosa que pensar en nosotros. Hay que levantar el ánimo y cantar de cerca y gritar alto que hacen falta equipajes en la gente. Tenemos que recuperar nuestro abrigo que nos proteja del frío antes de que nos dejen en pelotas. Ah! Y estamos muy a gusto donde estamos, en la izquierda.

martes, 3 de septiembre de 2013

“TENGO BASTANTE CON VIVIR”


…toda la dicha cabe en

en una lágrima, toda la culpa

en un recuerdo.

(J.M. Caballero Bonald)

 
Es cierto lo que dice Jenaro Talens en el Prólogo de Summa Vitae de Caballero Bonald,…. No se trata de lo que el escritor quiere decir o dejar de decir, sino de los efectos que tiene lo que realmente dice o hace. Y eso no depende de su voluntad, sino de cómo se lee e interpreta socialmente lo que dice o hace. Esta es una de las certidumbres más claras que he tenido desde que era muy joven. Cada uno de nosotros percibimos la vida de una forma diferente, aunque las condiciones de vida sean muy parecidas. Hay situaciones similares que son vividas de acuerdo a la personalidad, el estado de ánimo y tantos factores, internos o externos, que modifican la percepción del mundo que nos rodea, incluidos la de los sentidos. Por ejemplo, ante la visión de una misma imagen cada uno puede ver cosas distintas. Aunque, aparentemente, no son realidades objetivas diferentes, la riqueza del ser humano puede abrir perspectivas muy variadas.

El verdadero milagro de la literatura, la pintura, la música y de tantas otras  manifestaciones, artísticas o no, del ser humano, es su influencia y la riqueza personal que despierta en el que escucha, observa, lee y transforma esa realidad. Es su propia realidad, pero vivida en primera persona, por él mismo, en tanto que es su experiencia, vivida o imaginada y no la del autor.

Algo parecido sucede cuando uno evoca su propia biografía que, a veces, lo hace  inventando lo que ha vivido”. En muchas ocasiones porque los “ratones de la memoria” están perezosos y en otras, porque nos hubiera gustado otras condiciones y circunstancias más propicias para haber vivido y resuelto las experiencias de otra manera. A pesar de lo cual, entiendo que esta leyenda forme parte de su vida y también es una forma de vivir. Incluso hay recuerdos que albergan toda la culpa del ser humano.

Son pocas las ocasiones en las que la “felicidad” te acompaña a lo largo de los años y me refiero a ese estado de ánimo mega-esotérico realista que te impulsa a comulgar “gozosamente” con toda la humanidad, aunque solo dura escasos segundos. Son momentos pasajeros y por unos instantes te olvidas de la condición real del ser humano y del largo voltear del mundo desde la historia de los tiempos.

Pronto nos damos cuenta que la felicidad escasea en el exterior y está más cerca de ti. ¡Cuán complejo que es el ser humano y cuánto cuesta encontrarla! Por esta razón, cuando despertamos a los sentidos de la vida, uno empieza por el kundalini y durante muchos años estamos ocupados y distraídos en la misma idea. Solo durante la etapa de la artrosis inspeccionamos otros territorios, pero al final vuelves al origen ¡Al Kundalini! El Kundalini es la serpiente que duerme enroscada en la zona del periné y tu trabajo y tu entretenimiento entonces es hacerla despertar.

Durante muchos años nos entretenemos en  buscarla en el exterior. Pretendes encontrarla en el mundo que nos rodea ¿Por dónde caminar?, ¿Que piensan los demás? ¿En qué y con qué se entretienen?  ¿Qué cosas les hacen más felices?  Pero en muy pocas ocasiones, haciendo este ejercicio, se crea la magia y si tienes “suerte” ¡Te cae un rayo! y ¡Ahí está! ¡La dicha de la bicha! Algunos dicen que esto es la felicidad pero casi siempre “acabamos llorando al ver llorar a los demás”.

Y ¿el remordimiento? que nos inculcaron desde niños y que nos hacen creer que todos nuestros actos han sido provocados por nuestra culpa. Este sentimiento ayuda poco, por lo que te ayuda a centrarte en lo que realmente te produce gozo. Por esta razón, no nos gusta acordarnos de los malos recuerdos, preferimos que, parte de nuestra memoria, almacene en lo más profundo de sus galerías los recuerdos que no queremos rescatar. A veces es “mejor no recordar porque también nos puede hace llorar”.  

¡Qué difícil y complicada es la vida! Por esta razón, tenemos que aprender de los sabios, aquellos que nos enseñan el “paradigma de la complejidad”, por ejemplo, dicen que: “la conciencia del sujeto que actúa en el mundo es difícil de explicar”, además “se cuestionan todos los puntos de vista que, para ellos, todos son diferentes” Para complicarlo un poco más nos dicen que “los diferentes elementos que hay en el mundo interactúan con el todo”. ¡Un lio! Pero también indican que “Si todas las diferentes interdependencias, están relacionadas entre sí, es que, son debidos al principio de autonomía y de la dependencia”. Bueno ¿Qué le vamos a hacer? Creo que he comprendido algo, aunque me da la impresión que lo fundamental se me escapa. Para mí que todo está en la “mente”, incluida la serpiente del Kundalini. En fin, con toda la complejidad que tiene la vida y sobre todo el vivir cada día, creo que “la certidumbre es la mayor incertidumbre”

Termino como empecé, con la voz de Caballero Bonald: Mi sed se sacia con mi sed. No necesito nada: ¡Tengo bastante con vivir!
¡Vamos a dejarnos de poll..! que yo también ¡Tengo bastante con vivir!