martes, 17 de diciembre de 2013

“MAYORÍA SILENCIOSA” VS “MAYORÍA SILENCIADA”


Vivimos malos tiempos, por primera vez en la historia nuestros hijos e hijas tendrán peor nivel de vida que la de sus padres y no por una crisis económica bíblica, sino por la codicia y la voracidad de unos pocos. Después de la segunda guerra mundial se pactó la Declaración de los Derechos Humanos y se acordó que la sociedad se merecía un bienestar que acabara con el hambre y las desigualdades. Esta fue una medida inteligente por parte de los “señoritos del capital” porque se auto protegían de las masas descontentas que podrían poner en peligro su estabilidad económica. Desarticular la indignación social era la garantía de tener distraídos a los “desarrapados” mientras seguían amasando sus fortunas, especialmente tras una guerra que provocó millones de muertos. El gran triunfo del capitalismo fue que toda la población creyera que sus pequeñas inversiones (una lavadora, un televisor, un coche, incluso un pisito) los convertían automáticamente en capitalistas. Pero los sueños no son eternos y tienen el peligro de que se confundan con derechos inmanentes al ser humano ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Han pasado varias décadas y la vaca dejó de dar la suficiente leche para satisfacer las ansias compulsivas de los “nuevos mercados”. Así fueron bautizados con habilidad  los nuevos ricos del mundo y estos dejaron de visualizarse como los responsables de las injusticias sociales. Se transformaron en entes incorpóreos, no tenían nombre ni apellidos y por tanto no podían ser objeto de chanzas por parte del pueblo ¡Otro nuevo milagro! El enemigo se hace invisible, entonces  ¿Contra quién luchar? Incluso nos dicen que no existen esos entes maléficos, que todo es la consecuencia de un Nuevo Orden Social Mundial, que el mundo está cambiando y que nadie lo puede parar, por tanto, no puede ser modificado. Además, nos anuncian que esta es la única vía que nos protegerá de la crisis global y de grandes infortunios. Esta proclama se coloca en el altavoz  aunque la gente llegue a morir de hambre. Este es el precio que hay que pagar para su protección aunque hay que hacer algún sacrificio personal. Todo sea por el “Bien Común”, un Nivel Superior. Creo que el bien común está en sus propias alforjas. Por tanto, todas estas injurias y calumnias a los mercados son una fabulación que solo está en las cabezas de los que solo les interesa la desestabilización del orden social que con tanto sacrificio hemos amamantado durante tantos años. ¡Aquí está el quid de la cuestión! Somos como moscas que están molestando al “señorito”.
Pero, sí, el precio que hay que pagar es muy alto y no parece que la situación se vaya a resolver en un plazo muy corto. En Alcalá de Guadaíra (Sevilla), mueren por una intoxicación alimentaria y/o química un matrimonio y su hija que se alimentaban de comida caducada que les regalaban, estos vivían de la recogida de cartones tras quedarse los padres en el paro (15/12/2013). ¿Hacia dónde camina la solidaridad de la POLÍTICA SOCIAL? ¿Cuáles son los límites de los recortes sociales? ¿Hasta cuándo podremos aguantar esta situación? ¿Cuánto dinero necesita los mercados, bancos y demás “hijos de la caridad de lo ajeno”? ¿Cuántas muertes serán necesarias para invertir todo este proceso? Yo propongo ante esta situación, que es inaguantable, intolerable, desesperante, que formemos un colectivo social fuerte de gran asertividad y que gritemos alto que NO vamos a soportar ni un minuto más esta injusticia social.
Aunque veamos “las barbas de nuestro vecino cortar, NO pondremos las nuestras a remojar”. Pero lo que sí vamos a poner en remojo son “nuestras penas, nuestras angustias” para arrancarlas de cuajo, aunque se lleven pegado parte de nuestra propia piel. Sacrificaremos nuestra economía si con ello eliminamos la carne putrefacta de estos apóstoles de lo ajeno.
Debido a gente que piensa como yo, el Gobierno, nuestro Gobierno español nos anticipa una Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana. Una ley que se dice “proteger” la “seguridad” de los ciudadanos y que requiere una mayoría absoluta cualificada en materias “muy sensibles” y ¡Tan sensibles! como es la libertad ¡Qué ocurrencia! En una democracia no existe mayor desatino que legislar la libertad de los ciudadanos para ejercer mayor “control social”. Nos recortan los derechos sociales y después nos introducen en una jaula para limitar nuestros movimientos, nuestra capacidad de protesta. Pero, queridos defensores del oprobio, podréis limitar nuestro cuerpo pero no nuestro pensamiento, ¿Sabéis cómo se llama este desatino?    
Lo primero es meter miedo, después nos recortan las orejas, las manos, los ojos, la lengua y con esta minusvalía nos confinan en una celda de castigo. Quieren que seamos una “Mayoría silenciosa” y si no es así, como dice Concha Caballero, lo harán por “Ley Orgánica”, seremos una “Mayoría silenciada”. ¿Y si nos indignamos? debemos hacerlo en nuestras casas, privadamente.
Pero ¿Cuáles son las líneas rojas que la Ley pretende introducir?:
-          Acabar con las protestas de raíz, por vía gubernativa y sin apelación posible.
-          No se podrá volver a acampar para protestas en ningún lugar público.
-          No se podrá acompañar a las víctimas de los desahucios.
-          No se podrán celebrar manifestaciones en torno al Congreso de los Diputados.
-          No se podrán grabar las actuaciones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni    compartirlas en las redes sociales. Si hay violencia policial, debe quedar en la estricta  intimidad.
-         No podrán colgar pancartas ni banderas en edificios.
-         No podrán instalar tenderetes para recoger firmas o repartir propaganda.
-         Tengan cuidado con sus expresiones y que no supongan una ofensa para España a juicio de la autoridad competente.
-         No hagan reuniones o manifestaciones en lugares de tránsito público.
-         No pierda el DNI y llévelo siempre encima.
-         No pronuncie injurias, calumnias ni acusaciones contra las autoridades o instituciones en las manifestaciones públicas.
Esto solo es un avance y mucho me temo que como lean mi Blogs igual me lo prohíben y me multan. Así que quiero sugerir dos mensajes, el primero que no os pertenezco, es decir no me consideréis de la Mayoría Silenciosa y en segundo lugar, que me rebelo contra la Mayoría Silenciada, no me callarán mientras tenga un hálito de vida, siempre pensaré en libertad y diré libremente lo que pienso. Lo lamentable es que en estos momentos en España que es Europa, estemos hablando de todo esto ¡Parece de “Aurora boreal”! pero alguien nos dirá que ¡Aún podríamos estar peor!

martes, 10 de diciembre de 2013

UNA NOCHE MÁGICA EN EL AUDITORIO MANUEL DE FALLA


Era una noche gélida y subir a la colina roja donde está el Auditorio Manuel de Falla suponía enfundarse en varias capas de abrigo, bufanda, sombrero y guantes, además de una gran dosis de voluntad y energía. El premio era reconocible y seguro, un concierto de Miguel Poveda tenía la garantía de que bajaríamos a Granada con una buena friega de bálsamo en nuestro corazón y en el ánimo, tan castigado por las malas noticias diarias de una “crisis” inducida y agravada por algunos “representantes” del pueblo que no tuvieron empacho de fotografiarse en el Auditorio. Lo que ellos no saben  es que el pueblo no es tonto y que somos capaces de visualizar su conciencia y su sensibilidad, sabemos que tienen piel de galápago y una conciencia de caracol. Su “amusia” es descaradamente manifiesta.
A pesar de su juventud, Miguel Poveda, ha actuado con los mejores y en los principales festivales de música. Empezó a cantar siendo aún un niño a los quince años y su ascensión en la música ha sido como la de los más grandes de la historia del arte. Desde que viví su primer concierto me estremeció de tal manera que intuí que el tiempo no pasaría por él, tuve la sensación de estar ante un artista atemporal, no cabe duda que este ser pequeño pero gran hombre era un elegido.
Nunca le he agradecido suficientemente a mi querido amigo Andrés de Huelva, que fuera él quien me transmitió su pasión por el flamenco. Hace ya algunos años me habló de Miguel Poveda, decía que era un auténtico “prodigio” y de cómo se le erizaba la piel cuando lo oía cantar. En aquella época yo estaba distraído con la música “culta” y el jazz, hoy día sigo las corrientes del jazz fusión con el flamenco ¡Esos momentos son de auténtica gloria! Querido Andrés, en tu haber está mi recuerdo cada vez que he ido a un concierto de este gran artista polifacético o cuando lo escucho en sus discos. Quiero que sepas que te tengo muy presente en mi memoria cada vez que me estremezco con su música, me acuerdo de ti y te doy las gracias por cada una de las experiencias únicas que disfruto en vivo y en directo, porque es muy diferente ¿No crees?
Para abrir boca empezó su concierto Miguel Poveda con Poesía. En esos momentos se congregaron en el aire y en el espacio del Auditorio Manuel de Falla varios poetas. El primero en presentarse fue Miguel Hernández, hizo su entrada con el poema  para la libertad que tantos artistas la han versionado, desde Serrat, Miguel Ríos y una larga lista de flamencos. Reconozco que la versión de Miguel Poveda me emocionó de una manera muy especial, tuve la impresión de estar escuchando la canción por primera vez. Quien me iba  a decir a mí que este poema que, fue escrito hace más de setenta años, siga estando de actualidad. También fueron invitados a la fiesta los poetas Ángel González y Federico García Lorca. La sala quedó inundada por un halo mágico de poesía y de los ectoplasmas y duendes de los poetas que bailaban al son de la música acariciando nuestras mejillas. ¡Qué momentos tan mágicos!  
En la segunda parte del concierto cambió de palos hacia un cante más jondo, cantó por bulerías, malagueñas, tientos caracoleros, tangos extremeños, seguiriyas y cabales. ¡Qué sentimiento tiene el flamenco! Y como lo interpreta Poveda, cada pieza musical es diferente, la desentraña hasta las tripas, como si fuera la primera vez, con angustia, con dolor, desde lo más profundo del alma. No hay duda estamos ante un artista único, irrepetible, muy especial, que sobrepasa la dimensión del tiempo y que genera en cada actuación un halo mágico que inunda y contagia a todo el auditorio.
Y para cerrar este círculo de ensueño recorrió el camino de Quintero, León y Quiroga, la “Copla andaluza”, que se está recuperando del olvido gracias a intérpretes como Poveda y que sabe con maestría cantar y contar esta trova poética. Por último, se rindió un merecido homenaje al cantaor recientemente desaparecido, el granadino Enrique Morente, maestro de muchos artistas y que tanto representó en la vida artística de Miguel Poveda.
 
 
 
Foto del diario IDEAL en el Auditorio Manuel de Falla (8  diciembre 2013).
(Expresiones del sentimiento de Miguel Poveda durante su actuación en Granada)
 
 
 
Pero ¿Cómo podría yo definir a Miguel Poveda? ¿Por su voz, su presencia, por el pellizco de su cante?
Su aire al cantar me llega a los oídos, a la retina, al pecho y a la garganta ¡Pobre corazón doliente! Mi sangre se arremolina, se paraliza cuando advierte tu quejío  ¿Y las manos? Mis manos, tus manos, apretadas, crispadas, revueltas y retorcidas, parecen que  claman, suplican, interrogan y, a veces, sentencian ¡Qué decir de  su talle flamenco! Cuando el aire de su cante penetra en mi cuerpo avizor, queda inmóvil, atento, vigilante. Y ¡Ay, Ay, Ay!  Mis sentimientos como cuerdas de guitarra acompañan el rasgueo de tu cante. De tu boca, el aire se hace nota y un rosario infinito de cuentas de puñales. Mi pulso, a ritmo de tientos, coplerías y soleá. ¡Ay, Ay, Ay! ¡El aire de tu cante, el aire que respiro! Pellizcos que no veo pero siento que entumecen mi pensamiento y tu voz, la voz, el sentimiento, tu sentimiento. Tu emoción, mi conmoción, mi gratitud, mi reconocimiento al Miguel íntimo, al ArteSano.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

UN DÍA CUALQUIERA


El camino se abría entre arbustos y el suelo estaba cubierto de hojas secas y ramales que entorpecían mi paso, a veces quedaba atrapado a punto de caerme lo que me obligaba a ir pegando saltos hasta la extenuación. Aún faltaban seis kilómetros y ya había recorrido unos cinco. Todos los días caminaba más de veinte para ir a trabajar a las granjas que estaban en las afueras de “Pelotero”, mi pueblo. Nunca comprendí la toponimia de mi lugar de nacimiento, algunos decían que era porque donde yo vivía había muchos “pelotas”, y otro, menos conocido, porque el fundador fue Pedro de Otero y por la forma de su uso por la gente se transformó en Pelotero ¡Que poco tiene que ver una cosa con otra! Algunos ilustrados como De Gruyter resaltaban que esta etimología popular se debía a la falta de conciencia del origen del nombre. No sé por qué este Gruyter decía que no teníamos conciencia en mi pueblo, pero con ese nombre extranjero ¡Que iba a saber él!

 En definitiva, provengo de un pueblo que confunde un nombre propio con las “pelotas” o lo que es peor, porque no tiene conciencia de su procedencia. De todas formas éramos pocos, no más de mil habitantes y todos, salvo el cura que era foráneo, nuestro trabajo consistía en ser servidumbre de los demás. Teníamos que emigrar fuera de allí  para tener un trabajo. También nos acompañaba  la fama de ser muy supersticiosos, lo oculto nos angustiaba y las manías se nos inculcaban desde niños. Prácticamente no hablábamos con nadie y yo creo que no era por carácter y sí por desconfianza. Nos habían enseñado a protegernos de nuestros semejantes, incluso de nuestros propios familiares, incluidos padres y hermanos.

En los pueblos vecinos nos llamaban los “pelotas o los mantecas” porque éramos fríos, anfóteros como la grasa, sólida o líquida según hiciera calor o no, y sobre todo porque nos podían apalear que todo nos resbalaba como si fuéramos bolas de sebo. En mi pueblo nadie estaba en el paro laboral, decían que los mejores trabajadores estaban en el Pelotero, repito una vez más, mi pueblo. Podíamos trabajar hasta doce horas seguidas sin que nadie se quejara y tampoco reclamaban aumento de sueldo. Este era nuestro carácter, la suspicacia, el mosqueo permanente  que sentíamos hacia cualquier ser humano. Por no discutir no hablábamos y, sobre todo, para no hacer amistades que eran muy traicioneras. Incluso nos apodaban como “los peloteros mudos”.

 El único ilustrado que tenía estudios de mi familia, era yo. Había estudiado veterinaria y gozaba de una vida interior muy plena, incluso reflexionaba sobre mi clarividente inteligencia con la que Dios me había agraciado. Cada día y durante las largas caminatas que hacía a diario, reflexionaba hasta tal punto que a veces sentía la presencia de mi “doble ajeno a mí mismo y que, no obstante, era yo mismo”, aunque, otras veces, era ajeno a mí mismo y que lo observaba a partir de mi doble. Por esta razón reconocía en mi interior un abismo insondable que, siendo propio, era el de todos y de cada uno de los paisanos de mi pueblo ¡Esta es nuestra Excelencia!

 Confieso que soy un gran observador, también  muy crítico, pero sobre todo soy esencialmente reflexivo. Aunque me gusta escuchar la música como a Shostakovich, especialmente sus cuartetos de cuerda. Todo mi mundo se ordenaba y me daba fuerzas para comenzar un nuevo día. Pues bien, ustedes comprenderán que con esta altitud de miras reflexivas que tengo, compaginarlas con mis pensamientos y con el meteorismo de un burro que tenía que visitar, me planteaba unos problemas psicológicos que, a veces, eran insoportables para cualquier ser humano. Es verdad que yo soy médico de animales, pero también lo soy de otros animales, los “racionales” porque, en definitiva todos somos “animales”. Estoy capacitado para atender tanto a un burro como a un alcalde que, aunque no me crean, están más cerca en cuanto a sentimientos, de lo que nosotros pensamos.

 Cuando llegué a la granja de Feliciano, este salió corriendo de su casa y me dijo que Catalino, su burro, estaba muy enfermo, no quiere comer y está muy inquieto, no hace más que dar coces, está dislocado, no me reconoce, creo que está enfadado conmigo. Pero hombre como se va  a enfadar un burro, vamos a verlo y saldremos de dudas.

 ¡Coño Feliciano! Yo diría que está  a punto de parir. ¿Qué? Eso es imposible, como ves es un burro. Bueno, bueno, en una ocasión te dije que sus órganos reproductores eran raros, como si fuera hermafrodita. Y ¿Eso qué es? Pues que probablemente tenga una matriz y esté de parto. Pero si tiene una verga que... bueno, no es grande pero... No te equivoques, lo que verías sería el clítoris que en estos animales está muy desarrollado. En ese momento Catalino o Catalina se puso a bramar como si lo estuvieran desollando. Mira, mira, ya aparece el retoño por aquí. A los pocos minutos el animal parió, en este caso, sí, era un burrito. Feliciano me preguntó que me debía ¡Anda hombre, pues nada! con el mal rato que has pasado, ya me invitas a una cerveza cuando nos veamos el próximo día.

 Volví al pueblo después de cinco visitas más y cuando llegué a mi casa me esperaba en mi portal el alcalde de “Pelotero”. Mira he venido a hablar contigo porque como tú eres el más estudiado del pueblo, me gustaría oír tu opinión sobre una idea que se me ha ocurrido. Ya sabes el cachondeo que tiene la gente con el nombre del pueblecito, he pensado que para acabar con tanta infamia podríamos cambiarle el nombre en el próximo pleno, sabes que te tengo mucho aprecio y que me gustaría contar con tu apoyo, ya que como concejal de Turismo y Medio Ambiente la gente te respeta mucho. Bien y ¿Que nombre se te ha ocurrido? Pues, aún no lo sé, pero ¿Qué te parece un letrero a la entrada del pueblo que diga “De Otero”? Me he informado y quiere decir que el pueblo está solo en lo alto de una colina donde se ve toda nuestra vega, es fácil de decir y no causará más problemas, por ejemplo, los habitantes del pueblo seríamos los Oterenses ¿Qué te parece? Bien ¿Verdad?  Pero, vamos a ver Mariano ¿Cómo se te ha ocurrido ese nombre? Pues, verás, este es mi segundo apellido, en el pueblo me conocen como Marianico Bragueta, nunca dije lo “De Otero” por las risas y por si me perjudicaba en las elecciones, alguien podría pensar que soy extranjero ¡Fíjate! Toda la vida aquí desde mis bisabuelos. Pues sí Mariano, va a ser verdad que el fundador de este pueblo fue tu tatarabuelo D. Pedro De Otero. Me parece una buena elección, apoyaré el cambio de nombre a nuestro pueblo.